Ubicación | Plaza de la Cruz, Murcia |
Año | 2007 |
Cliente | Obispado de la Diócesis de Cartagena-Murcia. Convenio con la Dirección General de Cultura de la Región de Murcia. |
Superficie | 922,41 m2 |
Estado | Construido |
Categoría | Edificación, Interiorismo y arquitectura efímera, Residencial |
Colaborador/es | Proyecto: Antonio Abellán Alarcón / Arqueología: Juan Antonio Sánchez Pavía / Fotografías: David Frutos Fotografía de Arquitectura. / Textos: Antonio Abellán Alarcón |
Este proyecto es la respuesta a un encargo doble. Por un lado, la reforma de los espacios del antiguo museo, situados en la sala del claustro que se conserva en planta baja, y las capillas contiguas con la incorporación de los restos arqueológicos recuperados en recientes excavaciones en la zona de acceso. Y por otro, la ampliación de su superficie expositiva mediante la incorporación, en planta primera, de tres viviendas de los canónigos.
El verdadero desafío era proponer la reapertura del museo como el inicio de un periodo de reflexión sobre el futuro del conjunto.
Criterios de intervención:
Reversibilidad constructiva: Evitando soluciones y técnicas que implicaran imposiciones sobre un proyecto posterior, como reposición de sillería, reconstrucción volumétrica, aplicación de técnicas de reparación de la piedra sin marcha atrás, eliminación de lienzos de ladrillo de distintos momentos históricos, apoyo de elementos nuevos en antiguos, etc.
Transparencia y neutralidad arqueológica. (Física y documental)
– Física: Manteniendo visible el máximo de información arqueológica aparecida, y retratando la evaluación de los distintos estratos en cuanto a la conveniencia de su recuperación, eliminación o cubrición.
– Documental: Registrando en fichas de campo, fotográfica y planimétricamente, toda aquella información que ha debido volver a quedar oculta.
Los criterios de reversibilidad y transparencia han sido de aplicación innegociable sobre los elementos históricos principales: aquellos que deben ser interpretados de inmediato como componentes relevantes de la estructura arquitectónica del monumento o transformaciones posteriores. Sin embargo, a la hora de introducir los ajustes necesarios para resolver las condiciones funcionales que exige la reapertura del museo, hemos considerado conveniente que las técnicas constructivas y acabados fueran complementarias e iniciaran una aproximación a la recuperación de las condiciones espaciales originales del Claustro, mejorando su comprensión y favoreciendo un reencuentro menos frustrante con el monumento. Una paleta de materiales contemporáneos -césped artificial en el ámbito del patio, pavimento de resina brillante en los forjados que se construyeron desmontando las bóvedas, techos de luz natural bañando la fachada oeste del claustro (la principal durante siglos), etc.- debería ayudar al visitante a discriminar, casi inconscientemente, entre lo sustancial y aquello que es efímero, que podría haber sido abordado de otras muchas maneras porque tiene “fecha de caducidad”.