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Urbanismo con identidad

Urbanismo con identidad

30/10/2019

Vivimos en una ciudad cada vez más urbanizada, con mayor superficie pavimentada cada año, en las calles, las plazas y hasta en los jardines… en nuestros espacios urbanos nos hemos quedado sin espacio para que la Tierra respire, absorba el agua de lluvia, o pueda actuar de regulador térmico.

Y esto, precisamente en Murcia, una ciudad con más de mil años de historia huertana, una ciudad que conquistó la llanura pantanosa, gracias a la ingeniería hidráulica de nuestros antepasados, los cuales crearon un sistema de riego y de drenaje tan eficaz que hoy en día continúa funcionando exactamente igual y utilizando únicamente la fuerza de la gravedad.

Este sistema de regadío abierto cumple además muchísimas funciones beneficiosas. La Universidad de Murcia ha hecho estudios evidenciando que funciona como regulador térmico de la ciudad y su entorno, minimizando las altas temperaturas. Otras de las virtudes de una red de regadío abierta es su funcionamiento como un sistema de prevención de inundaciones por lluvias torrenciales.

Pero sólo han hecho falta 80 años (por no decir 40), para planificar y desarrollar el crecimiento de una ciudad de espaldas a su bien más preciado, a la base de su identidad y de su desarrollo. Y es que, observando el crecimiento de la ciudad durante las últimas décadas, se puede ver perfectamente como la ciudad a lo largo de los años va tapando este entramado de canales, que siguen presentes bajo nuestros pies, y eliminando todo rastro de huerta y naturaleza, dejando de testigos tan sólo unos pocos árboles y algún pequeño jardín (cada vez más pavimentado), como si esta, nuestra Murcia, fuera cualquier ciudad más. 

No creo que sea casualidad que Murcia tenga el primer Jardín Público que se abrió en España, nuestro preciado Jardín de Floridablanca (1.848); ni que fuera en Murcia donde se fundara la Sociedad Amigos del Árbol (1.914); ni que fuera aquí donde se editara la primera guía de divulgación sobre parques y sus especies arbóreas (1.915); ni que el monumento al “Apóstol del Árbol” del Parque del Retiro de Madrid, esté dedicado a un murciano, Don Ricardo Codorniú.

Murcia es todavía hoy día sinónimo de naturaleza, de huerta, de regadío, de primavera, de frutos, de aromas, de colores. Pero… ¿Podrá seguir siéndolo por mucho tiempo?

Es difícil cuidar algo cuando no se es consciente de lo valioso que es, y esta es una de las principales razones por las que la huerta o los jardines históricos de nuestra ciudad se han visto amenazados. Por ello, tenemos que ser conscientes de la importancia de educar y concienciar a las nuevas generaciones sobre lo valioso que es nuestro patrimonio natural, ya que nuestro futuro depende de nuestra educación. Descubrir las raíces, es afianzar el futuro.

Ahora es tiempo de hacer autocrítica y plantearnos qué queremos en el presente y en el futuro. Qué modelo de ciudad queremos crear. Por nuestro bien, necesitamos trabajar de la mano de la naturaleza en el crecimiento de nuestra ciudad. Por suerte existe ya una voluntad ciudadana y política por preservar este bien tan preciado y convertirlo en ese sello de identidad único para nosotros que merece ser.

El territorio sobre el que vivimos es la base de nuestro desarrollo. Nuestra capacidad para conocer nuestro entorno, respetarlo e interactuar adecuadamente con él condiciona por completo el resultado de nuestras vidas. Y el futuro de Murcia depende de que tomemos consciencia de ello. Necesitamos que, en adelante, el Urbanismo de Murcia se planifique y se desarrolle en base a nuestra identidad. 

 

Toño Santa-Cruz. Arquitecto. 

Director Gerente de Santa+Cruz Arquitectura.

Miembro de la Junta de la Agrupación de Arquitectos Urbanistas de la Región de Murcia