Esta mañana, mientras miraba a los ojos y acariciaba a mi hija María en el Box 16 de la UCI del Hospital 12 de Octubre de Madrid, me ha venido a la mente la siguiente frase: “la vida, la escribimos día a día”.
Y es que si lo pensáis, la vida de cada uno de nosotros es como un libro. Un libro muy especial. Especial por varios motivos. Es un libro con sus páginas en blanco, y sobre las cuales escribimos día a día. Es un libro en el que cada uno de nosotros, es el protagonista. Un libro donde lo que escribimos es lo que vivimos. Y en el que cada uno de nosotros, tiene la libertad total de escribir lo que quiera. Lo que quiera… suena increíble, ¿no es así? Yo creo que es un regalo maravilloso. Un regalo que se nos entrega en el momento en que nacemos. Y que no le pertenece a nadie más. Es tuyo, sí, sólo tuyo.
A mi hija María se lo regalamos hace ya casi 3 meses. Y yo lo tengo ya desde hace 36 años. 36 años. Se dice pronto. Y me acabo de dar cuenta de que lo tengo. Es curioso, como pasamos por la vida sin darnos cuenta de estas cosas. Sin darnos cuenta si quiera de qué es la vida.
Pero paradójicamente, aunque nosotros podemos escribir lo que queramos, en ese libro no sucede siempre lo que uno quiere. Se podría pensar que esto es debido a que no somos conscientes de que lo tenemos, y por tanto lo escribimos sin darnos cuenta… y en parte puede ser por eso. Pero en realidad el motivo principal es otro, y es que otra de las cosas especiales que tiene este libro es que en él pueden escribir también el resto de personas que nos rodean. Las cuales tienen también la libertad de escribir en nuestro libro lo que ellas quieran… ¡Y sin necesidad de pedirnos permiso!
Y no sólo el resto de personas, también hay un escritor muy especial que escribe en todos nuestros libros. De hecho, por decirlo de alguna manera, es él quien escribe el prólogo de todos y cada uno de nuestros libros. Al margen de las creencias personales de cada uno, las cuales respeto infinitamente, personalmente a mi me gusta pensar que este escritor es… la naturaleza, o dicho de otra manera, el componente aleatorio del devenir de la propia evolución del universo.
El libro de mi hija María, venía con un prólogo ya impreso que le obliga a pasar su primer año de vida principalmente aquí, en el Hospital 12 de Octubre, entre intervención e intervención, para corregir una extraña patología que afecta a sus huesos del cráneo. De tal manera que el 17 de agosto de 2016, María, al nacer, empezó a escribir en mi libro una historia que cambiaba por completo la que yo estaba escribiendo.
Tengo que reconocer que al principio no me podía creer que nos estuviera pasando esto. Te crees que controlas tu vida. Vivimos con la falsa sensación de que la vida es estable, de que la controlamos nosotros. Por eso no podía evitar preguntarme por qué. Por qué nos ha pasado esto. Hasta que te das cuenta de que, en realidad, no hay ningún motivo. Y entonces entiendes que la vida es así. Y que realmente tú no la puedes controlar.
Mi hija, desde sus primeros meses de vida, va a pasar por numerosas operaciones de cabeza muy delicadas. Y sea cual sea mi reacción ante este hecho, lo cierto, es que eso no va a cambiar lo sucedido.
Pero como he dicho al principio, hay una cosa que sí podemos controlar, y esta es nuestra pluma. Es decir, lo que nosotros escribimos. Y eso es algo precioso, porque pase lo que pase, tú puedes elegir siempre como reaccionar. Cómo reaccionamos a las cosas que se escriben en nuestro libro, es una de las decisiones más importantes que tenemos que tomar a lo largo de nuestra vida.
Yo, personalmente lo tengo claro. Soy feliz, he sido una persona feliz toda mi vida y pienso seguir siendo feliz. Porque la vida es maravillosa. Porque mi hija necesita un padre feliz a su lado que se lo recuerde todos los días. Porque mi hija necesita un padre que esté animado y que cuando la vea salir de una operación, la mire a los ojos y le diga con una sonrisa de oreja a oreja: “estás preciosa, princesa mía”.
Y es que hay un detalle que podría pasar inadvertido, pero que es realmente importante, y de hecho creo que es lo realmente revelador de este pensamiento que me ha venido a la cabeza esta mañana. Y es el hecho de que si las demás personas pueden escribir en nuestro libro… entonces eso significa también que… ¡cada uno de nosotros puede escribir en los libros de los demás!
Y esta mañana, mientras acariciaba a mi hija María en el Box 16 de la UCI del Hospital 12 de Octubre de Madrid, he escrito una página muy bonita en su libro. Aunque ella todavía no lo sabe, pero lo sabrá. He escrito que el resto de mi vida no voy a dejar de escribir un solo día en su libro que la quiero, que todo por lo que está pasando, que cada uno de estos durísimos días, van a merecer la pena, porque cada día de mi vida lo voy a dedicar a hacerla feliz, a escribirle sonrisas, a escribirle besos, a escribirle motivos, retos, sueños, experiencias maravillosas, sentimientos que merezcan la pena, cariño, mucho cariño, intriga y curiosidad por las cosas, hambre de conocimiento, el placer de aprender, de reflexionar, de ayudar a los demás, el placer de vivir, de ver, de tocar, de sentir… y sobre todo, le voy a escribir bien grande para que no se le olvide nunca, que ella es la protagonista de su libro, y que podrá escribir siempre lo que ella quiera, con la única limitación de lo que sea capaz de soñar.
Todos nosotros, antes que cualquier otra cosa, somos seres humanos. Lo que estoy diciendo parece muy obvio, pero a mí me da la sensación de que pasamos por la vida sin darnos cuenta de esto. De que antes que arquitectos, ingenieros, abogados, profesores, empresarios… antes que cualquier dedicación profesional, somos personas que nos relacionamos con otras personas, convivimos y andamos juntos un mismo camino, el de la evolución humana. Y lo andamos, no sólo con nuestra propia familia, lo andamos con todas las personas que nos rodean, e incluso con las que no nos rodean. Pensadlo. Por eso estoy convencido que el mayor logro en la vida no puede ser convertirse en el mejor en determinada dedicación, nuestro mayor logro en la vida debería ser convertirnos en la mejor persona que podemos llegar a ser. Ese es el verdadero éxito en la vida.
Suponed por un momento que realmente vuestra dedicación profesional fuera ser escritor. Y os publicaran vuestro libro. Imagino que os gustaría que fuera todo un éxito y en las librerías lo guardaran en la estantería dedicada a los grandes escritores, ahí, junto a los grandes éxitos de la literatura.
Pues enhorabuena, eres escritor, y de los importantes, de los que escribe sobre la vida real que está sucediendo ahora mismo, mientras lees estas palabras. Y tienes a tu alrededor un mundo lleno de oportunidades para mostrar lo bueno que puedes llegar a ser. Y lo mejor de todo es que es muy sencillo, basta con que sonrías a la primera persona que te encuentres después de leer esto, que le dediques unas palabras agradables y que le hagas sentir bien. Cuando escribas eso en el libro de la otra persona, lo más probable es que la otra persona escriba también algo bonito en tus páginas.
Ahora piensa ¿has pensado qué vas a escribir mañana en tu libro? ¿has pensado quién te gustaría que escribiera en él? y sobre todo… ¿qué vas a escribir tú en el libro de los demás? Pero antes de responderte a estas preguntas recuerda que, cómo estés dentro de unos años, dependerá de lo que escribas ahora; que si te acercas a buenos escritores, buenas personas que merezcan la pena, tu libro estará lleno de páginas preciosas; y que si eres tú el primero en escribir palabras bonitas en los libros del resto de la gente, el resto de la gente querrá escribir también cosas preciosas en tu libro.
Todos influimos en las vidas de las personas que nos rodean, de la misma manera que ellos influyen en la nuestra. Sólo por el hecho de haber nacido, se nos ha regalado el don de escribir lo que queramos en el libro de la vida. Podemos escribir en todos los libros que queramos, pero con una única limitación, cada uno de nosotros sólo puede escribir un único libro personal. Sólo uno.
Hagamos juntos la mejor librería de la historia. Haz que tu libro de la vida sea un libro precioso, un libro que merezca la pena ser leído. Sólo depende de ti.
En Madrid, a 10 de Noviembre de 2016
Toño Santa-Cruz